José Carlos Botto Cayo
Juan Pablo Forner fue una de las mentes más destacadas de la Ilustración española en el siglo XVIII. Nacido en Mérida, Extremadura, este escritor y abogado se formó en la Universidad de Salamanca, donde estudió Derecho y Humanidades. Forner destacó por su agudo ingenio y su habilidad para la crítica, lo que lo llevó a participar en numerosos debates literarios de su época. A lo largo de su carrera, no solo brilló como escritor, sino que también ocupó cargos importantes en el gobierno, llegando a ser fiscal del Consejo de Castilla. Su obra abarca desde sátiras hasta ensayos sobre literatura y cultura, siempre con un estilo directo y a menudo polémico.
Forner fue conocido por defender apasionadamente la cultura española frente a las influencias extranjeras, especialmente las francesas. Esta postura lo llevó a enfrentarse con otros intelectuales de su tiempo, generando tanto admiración como críticas. Entre sus obras más famosas se encuentran «Exequias de la lengua castellana» y «Oración apologética por la España y su mérito literario», donde demuestra su amor por las letras españolas y su preocupación por el estado de la cultura en el país.
Orígenes y primeros años
Juan Pablo Forner y Segarra nació el 17 de febrero de 1756 en Mérida, Extremadura. Proveniente de una familia valenciana, Forner creció en un ambiente intelectual que marcaría su futuro. Su padre, Agustín Francisco Forner y Segarra, era un médico valenciano que ejercía en el Hospital San Juan de Dios de Mérida, y además se dedicaba al estudio de la historia local.
La formación inicial de Forner estuvo fuertemente influenciada por su entorno familiar. Su tío materno, Andrés Piquer, un reconocido filósofo ecléctico valenciano y médico, jugó un papel crucial en su educación temprana. Esta relación familiar le proporcionó a Forner una base sólida en filosofía y pensamiento crítico desde joven.
En 1771, con solo 15 años, Forner ingresó en la Universidad de Salamanca. Allí cursó estudios de leyes, filosofía y humanidades, mostrando un particular interés por las lenguas clásicas. Asistió a clases de latín, griego y hebreo, lo que amplió considerablemente su horizonte cultural y lingüístico.
Durante su etapa universitaria, Forner estableció relaciones con figuras importantes de la época, como Pedro Estala, Iglesias de la Casa, José Cadalso y Meléndez Valdés. Estas amistades y contactos intelectuales fueron fundamentales en la formación de su pensamiento y en su posterior carrera literaria. En 1778, Forner trasladó su expediente académico a la Universidad de Alcalá, donde obtuvo el título de Bachiller en Leyes.
Inicios literarios y polémicas
Tras completar sus estudios, Juan Pablo Forner se estableció en Madrid, donde ejerció la abogacía desde 1782. Paralelamente, comenzó a forjar su carrera literaria, destacándose rápidamente por su estilo mordaz y su afición a la polémica.
En 1782, Forner alcanzó reconocimiento al ganar el premio de la Real Academia Española por su «Sátira contra los vicios introducidos en la Poesía por los malos poetas». Este logro le abrió las puertas del mundo literario, pero también lo introdujo en un ambiente de rivalidades y disputas intelectuales.
Su carácter combativo se manifestó plenamente en sus escritos satíricos contra figuras establecidas de la literatura española. Obras como «El asno erudito» (1782) y «Los gramáticos. Historia chinesca» (1782) fueron ataques directos contra Tomás de Iriarte, mientras que otras publicaciones apuntaban a autores como Vicente García de la Huerta y Cándido María Trigueros.
La virulencia de sus críticas llegó a tal punto que en 1785 se emitió un decreto prohibiéndole publicar sin autorización real. A pesar de esta restricción, Forner continuó su actividad literaria, enfocándose en la defensa de la cultura española. Su «Oración apologética por la España y su mérito literario» (1786) fue una respuesta apasionada a las críticas extranjeras sobre el aporte cultural de España, encargada por el Conde de Floridablanca.
Estilo literario y enfoque crítico
La escritura de Juan Pablo Forner se caracterizó por su agudeza intelectual y su tono satírico. Su estilo combinaba una profunda erudición con una marcada tendencia a la crítica mordaz, lo que le valió tanto admiradores como detractores en el mundo literario español del siglo XVIII.
Forner destacó en el género de la sátira, utilizándola como herramienta para atacar lo que consideraba vicios y defectos en la literatura de su época. Sus obras satíricas, como «El asno erudito» y «Los gramáticos. Historia chinesca», se distinguían por su ingenio afilado y su habilidad para ridiculizar a sus oponentes intelectuales mediante alegorías y personajes ficticios.
En sus escritos de carácter más serio, como la «Oración apologética por la España y su mérito literario», Forner demostró una gran capacidad argumentativa y un profundo conocimiento de la cultura española. Su prosa en estos trabajos era elocuente y apasionada, reflejando su fervor nacionalista y su deseo de defender el prestigio intelectual de España.
Una característica notable de la obra de Forner fue su versatilidad. Además de sátiras y apologías, escribió tratados sobre historia y lengua, como el «Discurso sobre el modo de escribir y mejorar la historia de España» y las «Exequias de la lengua castellana». En estos trabajos, Forner combinaba la reflexión teórica con la crítica práctica, demostrando su amplio dominio de diversos géneros y temas literarios.
Madurez y diversificación intelectual
A medida que avanzaba su carrera, Juan Pablo Forner fue ampliando sus horizontes literarios más allá de la sátira y la polémica. Su obra «Discurso sobre el modo de escribir y mejorar la historia de España» reveló una nueva faceta de su producción literaria, estableciendo las bases para una teoría estética de la Historia.
En sus últimos años, Forner se dedicó a proyectos más ambiciosos y reflexivos. Las «Exequias de la lengua castellana», subtitulada «Sátira menipea», representa la culminación de su evolución literaria. Esta obra, que combina prosa y verso, ofrece una visión panorámica de la literatura española, mezclando la crítica con la alegoría en un estilo más maduro y complejo.
La publicación póstuma de gran parte de su obra permitió una reevaluación de su legado literario. Trabajos como el «Discurso sobre la tortura», descubierto y publicado mucho después de su muerte, revelaron facetas menos conocidas de su pensamiento, mostrando su compromiso con ideas ilustradas y reformistas en el ámbito jurídico y social.
A pesar de su reputación inicial como polemista, la obra tardía de Forner demuestra una creciente preocupación por cuestiones filosóficas y sociales más amplias. Su evolución desde la sátira punzante hacia una crítica más constructiva y reflexiva refleja no solo su maduración personal, sino también los cambios en el clima intelectual de la España de finales del siglo XVIII.
Evolución de la percepción de su obra
La recepción de la obra de Juan Pablo Forner ha experimentado cambios significativos desde su época hasta nuestros días. En vida, Forner fue una figura controvertida, admirada por algunos por su agudeza y criticada por otros debido a su estilo polémico. Su defensa apasionada de la cultura española frente a las influencias extranjeras le valió tanto elogios como censuras entre sus contemporáneos.
Durante el siglo XIX, la obra de Forner cayó en relativo olvido. Su estilo combativo y su fervor nacionalista no encajaban bien con las corrientes literarias dominantes de la época. Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX, se inició un proceso de redescubrimiento y revalorización de su legado, impulsado por estudiosos de la Ilustración española.
El siglo XX vio un renovado interés académico en Forner. Investigadores como François Lopez, con su obra «Juan Pablo Forner y la crisis de la conciencia española en el siglo XVIII» (1976), contribuyeron a una comprensión más profunda y matizada de Forner. Este enfoque académico reveló la complejidad de su pensamiento, más allá de su imagen de polemista, destacando su papel como ilustrado crítico y su contribución al pensamiento español.
En la actualidad, Forner es reconocido como una figura clave de la Ilustración española. Su obra es estudiada no solo por su valor literario, sino también como reflejo de las tensiones culturales y políticas de su época. La publicación de obras inéditas, como el «Discurso sobre la tortura», ha ampliado la comprensión de su pensamiento, revelando facetas progresistas que contrastan con su imagen tradicional de conservador. Hoy, Forner es valorado como un intelectual complejo que encarna las contradicciones y aspiraciones de la España ilustrada.